ARTÍCULOS: SIMONCELLI

Siete años que no ganó.

Hace siete años, por no querer perder la rueda, perdió la vida. Estaba en su mejor momento, en pleno crecimiento. Venía de su mejor resultado y sonaba como el sucesor de Valentino Rossi, por su carisma. Además, su proyección parecía imparable.

Aquel día, Marco, aguardaba en la parrilla de salida, con una chillona toalla amarilla rodeando su frágil cuello para sofocar el infernal calor de Malasia, mientras promocionaba su recién estrenada página web. Kate, su pareja, estaba a su lado como en cada Gran Premio, como su padre, y antes de que el semáforo se pusiese en rojo, pudo darle ese último beso.

La parrilla se despejó, y solamente quedaron los pilotos a solas con sus motos. El semáforo se puso en verde y, Simoncelli, inexorable e irremediablemente, empezó a trazar las que serían sus últimas curvas.

Mantuvo su última batalla con Álvaro Bautista, ese mismo con el que se las vio en 250cc y con el que desarrolló una buena relación pese a la rivalidad. Peleó cada una de las últimas curvas que le quedaban por dar. Marco, fue Simoncelli hasta el final, hasta la última curva, sobretodo en ella, y es que el italiano no concebía dejar de intentarlo si había posibilidades.

Afrontó esa curva algo más rápido de lo que esos neumáticos fríos podían soportar, uno de ellos perdió agarre, pero el otro aún estaba ahí, agarrado como él, que en vez de soltar la moto, intentó salvar la caída. Se agarró fuerte e hincó el codo y la rodilla. Abrió gas y consiguió volver a coger grip, pero nunca pudo enderezar la moto, y ésta se fue metiendo endiabladamente hacía el interior de la curva.

Valentino Rossi y Colin Edwards, mantenían una disputa por la posición en esa misma curva. Enchufaos’, con el cuerpo descolgado hacía el interior y con la mirada fija en la salida de la curva. Y de repente, y sin previo aviso, apareció Marco de la nada… se cruzó delante de ellos y nos jodió a todos. Vaya putada.

Es inevitable soñar en que posición estaría ahora… ¿Cuánto habría crecido como piloto durante todos estos años? Es masoquista imaginar todas las carreras y adelantamientos que nos hemos perdido. ¿Cuántas veces nos habría levantado del sofá? Inimaginable. Indignante. Inimitable.

MotoGPito.

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